Redacción
Ciudad de México, 29 de julio de 2025.- El Parlamento de las Personas con Discapacidad 2025 inició con una serie de intervenciones que llamaron a la esperanza, a la participación y a la transformación. Sin embargo, el contexto en el que se desarrolla este evento es el de una ciudad que aún no logra responder adecuadamente a las necesidades de casi dos millones de personas con discapacidad.
Aunque las autoridades hablaron del poder transformador de este ejercicio, existen elementos que merecen ser revisados con espíritu crítico. Por ejemplo, diversos colectivos han señalado que no participaron en la planeación del parlamento, por lo que cuestionan la representatividad de quienes sí fueron convocados.
El diputado del PT, Ernesto Villarreal, habló del valor de la participación ciudadana, pero no hizo referencia a los proyectos legislativos específicos que podrían derivarse de este parlamento. La participación, por sí sola, no garantiza derechos si no hay procesos formales de integración de propuestas, evaluación técnica y canalización legislativa.
Asimismo, es importante mencionar la falta de un enfoque interseccional en los discursos. Las mujeres con discapacidad, las personas con discapacidad LGBTI+, o aquellas que viven en condiciones de pobreza extrema, fueron prácticamente invisibles en las intervenciones oficiales.
El desafío está claro: convertir este parlamento en una institución permanente y vinculante, con participación paritaria y con poder decisorio. Sin eso, el riesgo es claro: alimentar la ilusión de participación sin modificar las estructuras de exclusión. La deuda con las personas con discapacidad sigue vigente, y las acciones deben estar a la altura de esa deuda.