Por Redacción
Ciudad de México, 13 de agosto de 2025.- El Foro sobre estancias turísticas organizado por el Congreso de la Ciudad de México reunió a legisladores, anfitriones, asociaciones y funcionarios. Se habló de diálogo, de regulación, de derechos y de vivienda asequible. Pero hubo una ausencia notoria: nadie mencionó directamente a Airbnb.
Y sin embargo, es imposible hablar de gentrificación, renta vacacional y ordenamiento urbano sin poner sobre la mesa el rol de las grandes plataformas tecnológicas.
Airbnb y otras empresas similares han transformado la lógica del suelo urbano: han convertido departamentos en hoteles encubiertos, inflado precios de renta y propiciado la expulsión de habitantes en zonas centrales de la ciudad.
La omisión deliberada de Airbnb en el debate evidencia una falta de voluntad para enfrentar directamente a un actor clave del problema. Se prefiere hablar de “anfitriones” y “hospitalidad”, términos amigables que diluyen la dimensión corporativa del fenómeno.
Mientras tanto, la plataforma sigue operando sin regulación fiscal clara, sin límite de propiedades por anfitrión y sin mecanismos efectivos de transparencia.
El Bando Uno corre el riesgo de quedarse en la superficie si no se incluye una estrategia directa para regular a las plataformas que han lucrado con el espacio habitacional.
Sin esa pieza clave, cualquier intento de controlar la gentrificación será, en el mejor de los casos, insuficiente; en el peor, cosmético.





