La Polilla
– “Si hay un idiota en el poder es porque quienes
lo eligieron están bien representados”:
– Apparício Fernando de Brinkerhoff Torelly,
periodista, escritor y pionero en el humor político brasileño.
Por Stephen Crane
Si bien, el PRI y el PAN simbolizaban un inconmensurable cáncer social, Morena equivale a metástasis.
Desde su incipiente ancianidad, 62 años, Héctor de Mauleón es un destacado escritor y periodista. Ácido crítico del gobierno ha sentido y resentido, en carne propia, el granítico poder del Estado: intenta intentar acallar sus críticas. Como ha pretendido hacer con una treintena de influyentes comunicadores. Además de amedrentarlos con demandas y el avieso escrutinio del SAT, pretende descalificarlos con lapidario desprecio mediante una palabra llena de vacío:
«Comentócratas».
A veces llamándolos con adjetivos que mueven a risa delirante:
«Traidores a la patria».
Porque los apátridas son ellos y sólo ellos: los que se escudan en una moral falsaria.
En la red social de X, Héctor posteó, en días pasados, con un barniz de extraordinaria ironía, que raya en el humor negro, lo que puede explicar, en parte, el terror a ser abucheada de la presidenta, Claudia Sheinabum Pardo, si asiste al juego inaugural mundialista, en el Estadio Azteca, entre México y Sudáfrica, en 11 de junio próximo -y que explicaría, además, por qué, a esta nación, llaman “la Venezuela del Norte”-:
“El régimen se dedicó a desmantelar nuestra democracia: violó la Constitución, falsificó nuestra historia, corrompió a las fuerzas armadas, purgó a jueces independientes, censuró a la prensa, manipuló elecciones, persiguió la disidencia y devastó nuestra biodiversidad.”
Y pregunta:
“¿Les suena?”
Responde, Héctor, irónico, satírico:
“Es María Corina Machado al aceptar el Premio Nobel de la Paz.”
Ambos países, México y Venezuela, no sólo están hermanados por el abyecto populismo.
El gobierno de Estados Unidos acusa al gobierno de Claudia Sheinbaum de estar en manos de los cárteles de la droga, y de ser «narcoEstado, a la administración de Nicolás Maduro.
Desde presidentes y reyes, hasta emires, todos han dado el banderazo o asistido a los 22 mundiales -que iniciaron en Uruguay, en 1930-, con una sola excepción: Francia 1938. El presidente Albert Lebrun no acudió al acto inaugural. Aunque sí entregó el trofeo a la selección campeona.
Era una época en la que las ceremonias de apertura aún no tenían el peso mediático y diplomático de hoy en día.
Existen profundas similitudes entre el futbol y la forma en que se ejerce el poder en México, a lo largo de su historia. Pero, en particular, hace siete años. La principal: manipulación de esperanzas vanas e ilusiones fútiles, salpimentadas de mentira.
Son espejo mutuo los políticos y los zares del balón, encabezados por Emilio Azcárraga Jan, dueño de la poderosa Televisa y el equipo América, familia que, por tercera vez -nadie más lo ha hecho- es la encargada de la organización de un mundial en México de la mano de Estados Unidos y Canadá. Participarán 48 países.
Parece impensable todo lo que se mueve alrededor de un inmundo balón de futbol -circunferencia de 68-70 centímetros, peso entre 410-450 gramos-, hace casi un siglo, por lo general plagado de siniestros intereses -económicos y políticos- donde prima un pírrico espectáculo deportivo.
La selección mexicana de futbol, aplicando un oxímoron, es eterna campeona de la derrota: su máxima aspiración mundialista es el quinto partido, pese a que el país organizará -con Estados Unidos y Canadá- un torneo de esa envergadura por tercera vez. Y la afición sigue alelada: ahora sí será realidad esa pesadillesca quimera.
Los dueños del balón siguen dándoles empalagoso atole con el dedo a los gozosos fans, urgidos de un fugaz, inmediato sentimiento de pertenencia desde la fantasía de una felicidad efímera, fugaz, vana, pero que vivifica: eficaz opio.
Y está en consonancia con un país eternamente de hinojos, quebrantado, roto.
Sobre todo por culpa de un avieso, oprobioso, populismo -«zurdos de mierda», llama el presidente argentino-, a partir del 1 de diciembre de 2018 a la fecha: otro estupefaciente que adormece conciencias.
¿A qué tiene miedo Claudia?
Con un halo de reina hueca, la presidenta de México ha reiterado su inasistencia al acto inaugural, el 11 de junio en el Estadio Azteca, con un argumentó baladí: obsequiar su boleto a una niña indígena que guste de este deporte.
Y que, como paloma negra que huye de su jaula, saldrá de Palacio Nacional, fortificado son gruesas vallas metálicas, para mirar el juego entre México y Sudáfrica frente a una pantalla gigante en la plancha del Zócalo.
Ese muro infranqueable que ordenó levantar su antecesor, padre del «humanismo mexicano», tiene varias lecturas: representa rechazo, consciente o inconscientemente, al pueblo de 130 millones de habitantes que no comulgan con el pensamiento retardatario, fanático, obtuso, de la denominada Cuarta Transformación.
«(es) La versión física de la cerrazón del poder, de su autoritarismo inflamado, de su miedo a la calle», cronicó con afilada flecha verbal Francisco Ortiz Pardo, en el portal Libre en el Sur, el pasado 18 de noviembre.
Entre sus gruesas paredes, crisol donde se funde un mar de mentiras completas y medias verdades, como nunca en la historia del país, desde que se instauró el presidencialismo, en 1929.
Virtuoso ejercicio del poder: mitomanía.
Andrés Manuel López Obrador, entonces mandatario, durante su sexenio, vertió más de 130 mil mentiras o verdades sin sustento que, fantasmales, bailaron entre las paredes del Salón Tesorería de Palacio Nacional, al son de un estruendoso silencio, que sólo replicaron sus acólitos mañaneros y medios afines.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, con 14 meses en el poder en su oscuro laberinto, vende el impostado discurso que el “el pueblo” -vil entelequia- está “feliz, feliz”: optimismo de Alicia en el País de las Maravillas.
Mas está aterrada por culpa del acerado miedo a ser abucheada en el Coloso de Santa Úrsula. Por eso no Irá. Sabe que la mirarán 12 mil millones de ojos, alrededor del mundo, previo al partido inaugural del mundial de 2026, en el Estadio Azteca.
Y que verá el juego, dijo, en una pantalla gigante, en el Zócalo de la ciudad de México, con la gente que desee asistir. Muchos de ellos gracias al bonito deporte que ejerce su gobierno para vitorearla: el millonario acarreo masivo que pagamos con nuestros impuestos.
En la plancha del Zócalo, la presidente, siente su poderosa armadura de cristal, refractaria a cualquier demonio de la crítica. Y teme que la mirada de seis mil millones de aficionados puedan hacerla añicos.
Un ejemplo fue el mitin para celebrar los siete años de Morena, en el poder, el pasado 6 de diciembre. Ese día la presidenta se ufanó de que habían asistido 600 mil personas. Cifra que replicaron funcionarios y medios de comunicación afines -ad nauseam-.
Porque, según testimonios de asistentes -atenazados de ira porque como burócratas municipales fueron obligados a asistir- y versiones de prensa, la mayoría son acarreados: a cambio de entre 500 y 900 pesos, torta y Frutsi.
El Zócalo es el fantasioso microcosmos nacional, donde la presidenta se solaza con vítores, aplausos, porras y alabanzas.
Aunque todos sean comprados, teatrales, bufonescos.
Cuando la ecuánime inteligencia artificial estima que en los casi 47 mil metros cuadrados de la plancha zocalera caben, máximo, 300 mil personas.
Mientras ella, empoderada emperatriz, era aclamada, en un municipio casi desconocido de Michoacán, Coahuayana, estallaba un coche-bomba, casi con precisión de reloj suizo. Dejó siete muertos y 12 heridos.
Era un mensaje mortuorio al poder para demostrar quién tiene el control del país: la delincuencia organizada.
Similar al asesinato Ximena Guzmán y José Múñoz, funcionarios cercanos a Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la ciudad de México, entre un rosario de crímenes políticos desde diciembre de 2018 a la fecha, en todo el país.
La asistencia a ese encuentro inaugural costará entre 63 mil y casi un millón de pesos. Será el costoso privilegio de estar alrededor de cuatro horas en el Coloso de Santa Úrsula
Será un mundial fifi, donde estarán excluidos sus seguidores, llamados «chairos» o «zombis», en redes sociales.
En el marco del máximo torneo deportivo en el mundo, que será el más visto de la historia, a la presidenta la acongojan feroces demonios del pasado. Por eso trata de huir. Desea esconderlos, desaparecer, como en un acto de prestidigitación.
La pequeña Claudia no desea pagar el mayúsculo costo político que significó a los dos anteriores presidentes, con silbatinas, insultos y gritos de desaprobación, durante el discurso de arranque de las copas del mundo de 1970 y 1986: Gustavo Díaz Ordaz y Miguel de la Madrid Hurtado.
El primero, por su responsabilidad directa en la matanza de Tlatelolco, del 2 de octubre de 1968. El segundo, tras su inconmensurable inopia para resolver el drama social que asoló a la ciudad de México a consecuencia de los devastadores sismos del 19 de septiembre de 1985.
También están en sus memoria patéticas las imágenes -porque ella estuvo presente, en su calidad de jefa de gobierno de la ciudad de México-, cómo fue abucheado, también, con mentadas y silbatinas, el presidente López Obrador en la inauguración del estadio de beisbol Alfredo Harp Helú, deporte de sus amores. Ocurrió el 23 de marzo de 2019.
Fiesta del balón y muerte
Durante la rabiosa dictadura militar Argentina -1976-1983-, el general Jorge Rafael Videla fue el primer presidente de facto, dio el discurso inaugural de la Copa del Mundo 1976. Fue previo al juego Alemania y Polonia en el Estadio Monumental (River Plate) de Buenos Aires, el 1 de junio.
Hay versiones periodísticas de que el país anfitrión, tras un juego amañado contra Perú, a la postre resultó campeón.
La justa mundialista fue una amarga, infausta, fiesta esférica de tortura, tortura y sangre: 36 mil muertos-desaparecidos.
Obviamente, no había la misma exposición mediática que ahora.
Pero, en México, hay un mar de sangre y muerte.
Sin filias ni fobias, la Inteligencia Artificial es despiadada con el actual gobierno, aunque sin el sarcasmo de De Mauleón:
“México actualmente enfrenta una compleja crisis multidimensional que abarca inseguridad y violencia sin precedentes, desafíos económicos (baja productividad, falta de inversión), problemas sociales profundos (desigualdad, corrupción, impunidad, carencias de salud) y una crisis de confianza institucional, manifestada en la indignación ciudadana y protestas, especialmente juveniles, por la falta de respuesta efectiva a demandas básicas y la impunidad.
“Vive una violencia generalizada con cifras alarmantes, incluyendo más de 125 mil personas desaparecidas, generando indignación y exigencia de justicia (Aunque la IA no menciona las casi 220 mil asesinatos en los últimos siete años) .
“Las instituciones se perciben debilitadas para hacer frente a la seguridad, mientras la corrupción y la impunidad persisten, agravando la crisis.
”Persisten grandes brechas de desigualdad, discriminación y precariedad, con millones de personas sin acceso a servicios básicos. Se evidencia una crisis en el sistema de salud, con falta de acceso a medicamentos y atención, como lo demuestran las protestas de padres de niños con cáncer, y problemas de salud pública como obesidad y diabetes.
“Crece el descontento y la protesta juvenil, exigiendo soluciones a la inseguridad, falta de oportunidades y corrupción, usando redes sociales para organizarse. Falta inversión en infraestructura y tecnología, afectando la competitividad del país.
“Existe una crisis de confianza internacional y doméstica debido a la percepción de manejo errático de la economía, con problemas de inversión y desaceleración global, reporta Forbes México y enfoquenoticias.com.mx.»
En resumen, la IA, alerta:
«México atraviesa una profunda crisis de gobernabilidad y confianza, donde la violencia, la impunidad y la falta de respuesta social se entrelazan con problemas económicos y de derechos humanos, generando un escenario de vulnerabilidad y descontento generalizado, según el diario español El País.”
Peor, imposible.
Y porque:
“Si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados”.








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