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CDMX, 15 septiembre 2025.- La noche del 15 de septiembre, Iztapalapa vivió una ceremonia atípica para conmemorar el Grito de Independencia. La alcaldesa Aleida Alavez optó por un acto sobrio y sin verbena popular, argumentando respeto hacia las víctimas de la explosión ocurrida el 10 de septiembre en el Puente de La Concordia. Sin embargo, la supuesta solemnidad terminó siendo una oportunidad para el lucimiento político y la retórica partidista.
Si bien el dolor de las familias afectadas por socavones, baches y la explosión de una pipa que hasta el momento ha dejado 15 muertos -según cifras oficiales-, merece respeto, la cancelación de una celebración ciudadana no suplanta la urgencia de justicia, atención médica adecuada y apoyo económico para los damnificados.
En lugar de respuestas claras o compromisos concretos, Alavez usó el acto cívico para reforzar su discurso político, exaltando una supuesta “segunda etapa de la Cuarta Transformación” y lanzando arengas que poco o nada tienen que ver con las necesidades inmediatas del pueblo.
“¡Vivan las mujeres!”, “¡Viva la Iztapalapa solidaria!”, “¡Viva la segunda etapa de la transformación!”, gritó la alcaldesa ante cientos de asistentes, mientras el dolor de las víctimas sigue sin ser atendido de fondo. No hubo menciones a responsables, ni avances en la investigación del estallido que dejó al menos 15 personas heridas y una comunidad entera enlutada.
Alavez pareció más interesada en posicionarse políticamente como figura feminista y “transformadora” que en enfrentar con seriedad la emergencia reciente. La noche quedó marcada por la ausencia de empatía real, la falta de autocrítica institucional y la opacidad en torno a las causas y consecuencias de la explosión.