CDMX, 01 agosto 2025.- “Persigan sus sueños. Que nadie les diga que no pueden.” Con estas palabras, la diputada Frida Guillén clausuró el Primer Parlamento de las Personas Jóvenes del Congreso capitalino. El evento, aplaudido por su formato innovador, dejó claro que las juventudes tienen voz, entusiasmo y capacidad de análisis. Pero también dejó una duda: ¿tendrán poder de decisión?
Durante los trabajos parlamentarios, las juventudes estructuraron propuestas legislativas en temas de alto impacto social. Sin embargo, la ruta hacia su incorporación en la agenda formal del Congreso es difusa. No se estableció un calendario de seguimiento, una mesa de trabajo permanente ni mecanismos de evaluación legislativa.
“Fue una experiencia que me marcó en lo político y lo personal. Pero no queremos que esto se quede en una semana de discursos”, expresó Mía Hernández, una de las participantes.
El Congreso capitalino debe asumir el reto de no tratar a las juventudes como público espectador. La democracia se fortalece cuando se crean canales formales de colaboración, no sólo cuando se abren tribunas simbólicas.
Lo cierto es que el Parlamento fue un punto de partida. El verdadero desafío es construir un puente sólido entre lo que se propuso y lo que efectivamente se legisla. Solo entonces se podrá hablar de una democracia con juventudes, y no solo para las juventudes.