«Transporte en crisis»
Por HHR
CDMX, 29 julio 2025.- En las primeras semanas de julio y hasta finales de ese mes, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro CDMX se ha enfrentado a una ola de retrasos, fallas técnicas, saturación extrema y quejas ciudadanas sistemáticas:
- El 2 de julio, las Líneas 8, B y 3 vivieron avances tan lentos que los usuarios reportaron esperas de hasta 10 minutos. Aunque el Metro atribuyó la demora a alta afluencia, las evidencias apuntan a fallas estructurales y falta de mantenimiento.
- El 9 de julio, las Líneas 1, 3, 7, 9 y A acumularon retrasos de hasta 20 minutos. Usuarios denunciaron trenes que se detenían sin explicación y esperas que no coincidían con los tiempos oficiales de operación.
- Al amanecer del 11 de julio, las Líneas 3, B, A y 7 registraron demoras de hasta 10 minutos, incluso en ausencia de lluvias, lo que refuerza la hipótesis de una crisis operacional sin solución inmediata.
- El 14 de julio, las fuertes lluvias provocaron saturación en las Líneas 9, B, 8, 1 y 12, donde esperas se prolongaron hasta por 15 minutos, y estaciones de la Línea 8 se inundaron y quedaron inoperativas temporalmente.
- El 16 de julio, la Línea 6 colapsó parcialmente por el retiro de un tren en revisión, generando fuertes retrasos desde temprano y saturaciones severas en andenes.
- El 21 de julio, la Línea 7 presentó colapsos por alta afluencia y sobrecarga, con esperas que superaron los 15 minutos y usuarios atrapados entre vagones ante la imposibilidad de abordar.
- El 3 de julio, el Metro culpó a un paraguas atorado en la puerta como causa de fallas en la Línea 7, mientras usuarios denunciaban falta de mantenimiento estructural y saturación persistente.
- La mañana del martes 29 de julio, un incidente técnico «grave» en la Línea A (de Pantitlán a La Paz) dejó fuera de servicio el tramo Los Reyes–La Paz. Según el director Adrián Rubalcava, un “movimiento diferencial inesperado” en la zona oriente generó una sobretensión en la catenaria, provocando ruptura de cables y la deformación de al menos cinco postes de soporte. Tras el incidente, el servicio fue limitado únicamente al tramo Pantitlán–Santa Marta, utilizando ambas vías.
Además, desde el sindicato liderado por Fernando Espino se denuncian deficiencias arraigadas: 30 % de los trenes inoperativos (118 de 406) por desgaste o falta de refacciones. El sistema transporta hoy solo 70 % del volumen diario de 2018 (3.6 millones vs 5.5 millones).
Adrián Rubalcava asumió la dirección del Metro en mayo de 2025, nombrado por la jefa de Gobierno e impulsado desde Presidencia. Perfil cuestionado dentro de Morena por su historial priista y antecedentes de presunta corrupción en Cuajimalpa. A pesar del rechazo interno, la mandataria defendió su nombramiento: “Hay que darle una oportunidad”, dijo públicamente.
Bajo su breve liderazgo, las promesas han sido discursos sin respaldo operativo:
- La coordinación con sindicato existe, pero no se han solucionado los problemas estructurales del sistema.
- Ante fallas constantes y saturación histórica, Rubalcava no ha impulsado un plan de modernización creíble ni ha gestionado los recursos necesarios.
- Su explicación de que un paraguas causó demoras en la Línea 7 suena más a defensa desesperada que a evidencia de una gestión efectiva.
Se trata de un director con poca experiencia técnica en transporte urbano, sin capacidad o voluntad para encarar una crisis que amenaza la movilidad de millones.
Mientras el Metro se desliza hacia el colapso, el Congreso de la Ciudad de México, dominado por Morena, guarda un silencio estruendoso.
Además, no se han hecho pronunciamientos formales por parte de los legisladores para exigir rendición de cuentas a Adrián Rubalcava, personaje que más bien tiene bien amarrados sus acuerdos en el Congreso local.
La actual debacle operativa del Metro CDMX es más que un cúmulo de averías: es una falla sistémica y política. Se trata de liderazgo técnico deficiente, carencia presupuestal, negligencia estructural y una bancada legislativa ausente cuando más se le necesita.
Adrián Rubalcava, impuesto desde las alturas y sin legitimidad técnica, navega en esta crisis sin timón. Mientras tanto, Morena en el Congreso prefiere la omisión cómoda a la fiscalización exigente.
Los usuarios pagan, día tras día, el costo de esta parálisis institucional. La ciudad merece mucho más: transparencia, inversión, modernización y responsabilidad penal y legislativa. Hasta entonces, el Metro seguirá siendo un espejo de una administración que habla de cambio, pero opera con la inercia de lo mismo.