Ciudad de México, 3 de agosto de 2025 — El diputado local de Morena, Alberto Vanegas Arenas, anunció que su iniciativa para prohibir los vapeadores y cigarrillos electrónicos en la Ciudad de México será aprobada “próximamente” en el Congreso capitalino. El legislador impulsa una reforma constitucional local y cambios en la Ley de Salud de la ciudad con el objetivo de “armonizar” la normativa con la legislación federal vigente desde diciembre pasado.
Vanegas, representante por Tlalpan, argumenta que la prohibición responde al aumento en el consumo de estos dispositivos entre adolescentes. Citando datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), afirmó que entre 2022 y 2023 el porcentaje de jóvenes de entre 11 y 17 años que consumen cigarrillos electrónicos creció de 2.6% a 4.6%. “Es alarmante”, advirtió, al presentar su iniciativa en la conferencia “La Chilanguera”.
No obstante, la propuesta ha generado cuestionamientos por su enfoque prohibicionista, que omite el debate sobre regulación, educación para el consumo informado y los potenciales usos terapéuticos de estos dispositivos para dejar de fumar. Aunque Vanegas sostiene que la reforma busca proteger el derecho a la salud y blindar la legislación contra presiones de la industria, críticos advierten que este tipo de medidas pueden derivar en un mercado negro de difícil control y afectar a usuarios adultos que los emplean como alternativa al tabaco tradicional.
“Lo hacemos desde la Constitución porque la salud la vemos como un derecho y no como una mercancía”, sostuvo el legislador, justificando el rango constitucional de la reforma como forma de blindarla contra intereses económicos.
Sin embargo, hasta ahora no se han presentado estudios científicos actualizados ni evaluaciones de impacto que sustenten la prohibición absoluta frente a otros modelos, como el británico, que apuesta por la regulación estricta y la reducción de daños.
Mientras la iniciativa avanza, especialistas en salud pública, organizaciones de consumidores y expertos en políticas de drogas piden abrir un debate más amplio y transparente. La pregunta sigue abierta: ¿es la prohibición el camino más efectivo o simplemente el más cómodo políticamente?





